Los dos primeros de Talentura Libros y el último editado en Alba, colección Rara Avis.
Rosario Raro ha escrito una colección de cuentos de un acabado diseño formal, con un elaboradísimo lenguaje y una estructura narrativa perfecta. De temática variopinta, en la que entra tanto la ciencia ficción como lo insólito y la vida cotidiana llevada al límite. En su narrativa encuentro a destacar el barroquismo lingüístico, la objetivación de la realidad y el análisis formal del mundo creado. En lo personal tengo que decir que valorando estas cualidades enormemente, también encuentro una distancia formal hacia lo narrado que, a mí subjetivamente, me aleja de ello. Sé que es una tendencia literaria, una forma de acercarse a la escritura; me parece absolutamente respetable porque además sé el esfuerzo que supone, ahora bien, yo echo de menos en los textos una cierta calidez. Y ello no supone la menor merma en calidad; que es cosa muy distinta; los textos de Rosario tienen una calidad indiscutible y merecen ser leídos, aunque a mí me parezcan distantes.
El libro de Santiago Carabias es una divertidísima y disparatadísima novela, original y que hace reír, que buena falta nos hace, por cierto. Con un tema aparentemente “vulgar”; un tipo que vive en Segovia, que se lía la manta a la cabeza y que deja su trabajo para dedicarse a la escritura, Carabias arma un texto en el que empiezan a suceder cosas desde el principio; cosas extrañas, surrealistas, atropelladas, y a la vez lógicas, coherentes y casi casi consecuencias de la decisión que toma.
Con la técnica narrativa del género diarístico, asistimos a la entrañable y más bien desventurada aventura del protagonista, con un estilo llano, sencillo, adecuado, cambiando de registro según los actores narrativos, el autor pone en solfa a través de la novela muchos “comportamientos” de la vida moderna; incluidos escritores. Una excelente novela.
La novela de Hodgson hace entender muchas cosas; por ejemplo que Daphne du Maurier no la llega a la suela del zapato. Y me explico. La formación de una marquesa cuenta la historia de una pobre criatura que desde su posición humilde se casa con un marqués y al llegar a su residencia se encuentra con que quieren asesinarla. No les voy a contar cómo acaba, pero éste es el argumento –en parte- de la novela de Maurier, en ella ha habido un asesinato previo.
El asunto es que Hodgson, para contar esto, usa una tal ironía, buen humor, y también humor negro, además de una capacidad de entender el corazón humano que hace que el libro se lea en dos tardes.
Hodgson no pretende contar un drama, aunque lo que suceda sea dramático, no pretende elevarse a regiones donde habite la “Psicología”, no convierte a sus personajes en maniqueos- en Rebeca, el ama de llaves, de puro mala es irreal-, y menos pretende explicarlo todo ambiguamente con el tema de la homosexualidad por medio. No. Hodgson cuenta una historia, desde una posición de explicar los porqués, el cómo son los personajes que viven la novela, sus cambios, sus confusiones, y hasta sus arrepentimientos. Y lo hace con ternura, con buen humor, con una leve sonrisa de “bueno, es que el personaje es así, qué le voy a hacer yo”…
Tengo que agradecerle a Lola Larumbe que eligiera para mí este libro cuando le pedí que añadiera a uno de mis pedidos literarios algo de esta nueva colección editorial: acertó de lleno.